lunes, junio 01, 2009

La pildora del sueño eterno


Un caso extremo de poesía visual y un mal negocio para las empresas farmacéuticas: se quedarían sin clientes...jejejeje
Lo ví aquí

6 comentarios:

María dijo...

Enhorabuena por el blog. Es muy interesante y divertido. Lo he encontrado por casualidad y no he podido pararme a leer los post.
Un saludo

Ignacio Reiva dijo...

Es como ver bien claro algo que venías suponiendo hace rato. Un abrazo

Mila dijo...

Gracias por vuestros comentarios, salu2

Unknown dijo...

Pero es mejor morir soñando a morir en vida laaa soledad es un largo camino las dos cosas por los ambos lados mueres

Luis Alejandro Gallego Ching dijo...

CÁPSULAS

El pobre Juan de Dios, tras de los éxtasis
del amor de Aniceta, fue infeliz.
Pasó tres meses de amarguras graves,
y, tras lento sufrir,
se curó con copaiba y con las cápsulas
de Sándalo Midy.

Enamorado luego de la histérica Luisa,
rubia sentimental,
se enflaqueció, se fue poniendo tísico
y al año y medio o más
se curó con bromuro y con las cápsulas
de éter de Clertán.

Luego, desencantado de la vida,
filósofo sutil,
a Leopardi leyó, y a Schopenhauer
y en un rato de spleen,
se curó para siempre con las cápsulas
de plomo de un fusil.
José Asunción Silva (1908)

Luis Alejandro Gallego Ching dijo...

CÁPSULAS

El pobre Juan de Dios, tras de los éxtasis
del amor de Aniceta, fue infeliz.
Pasó tres meses de amarguras graves,
y, tras lento sufrir,
se curó con copaiba y con las cápsulas
de Sándalo Midy.

Enamorado luego de la histérica Luisa,
rubia sentimental,
se enflaqueció, se fue poniendo tísico
y al año y medio o más
se curó con bromuro y con las cápsulas
de éter de Clertán.

Luego, desencantado de la vida,
filósofo sutil,
a Leopardi leyó, y a Schopenhauer
y en un rato de spleen,
se curó para siempre con las cápsulas
de plomo de un fusil.
-José Asunción Silva (1908)